Entre Filandia, Circasia y Pereira, encontramos una espesa mata de bosque cuya bruma nos invita al misterio que oculta en su interior como tesoro de todos los Quindianos: La reserva del Barbas-Bremen.
Enigmático nombre
Todos somos conscientes de que el bosque habitaba aquí desde mucho tiempo atrás, los indígenas que se lo toparon tal vez le tuviesen un nombre, nadie lo sabe; pero el que hoy tiene se lo debemos a una interesante historia:
En los alrededores del monte habitaban algunos campesinos, entre ellos Don Abraham un hombre de espesa barba blanca que conservaba el respeto inexplicable que todos han tenido a este sitio, evitando entrar en él.
Hasta que un día en medio de la rutina campesina, una de sus vacas se perdió, y a pesar de buscar y buscar el animal nunca apareció. Don Abraham finalmente se decidió a escabullirse entre la bruma del bosque, más y más adentro cada vez, hasta que encontró un rio hasta el momento desconocido por todos, y allí se perdió su rastro.
La familia y los vecinos se alertaron al no encontrar huella del hombre, organizaron un cuadrilla y emprendieron la búsqueda de aquel anciano y su vaca, se armaron con lo que podían para defenderse de lo que el bosque pudiese esconder.
La exploración no dio resultado por lo que algunos llegaron hasta la profundidad del monte sorprendiéndose con la multitud de especies contenidas allí, siguieron caminando hasta al mismo rio que había descubierto Don Abraham; pero de aquella visita solo quedaban rastros de sangre y algunos retazos de sus barbas blancas como recuerdo de un puma que termino con la historia de aquel hombre, su vaca y el bosque.
Aquel acontecimiento marco la historia del monte y el rio, solo dejando una opción para nombrarlo BARBAS, perpetuando el respeto que debemos tenerle al bosque más icónico de departamento.