La Arquitectura tradicional del departamento del Quindío, se vio influenciada por algunos edificios republicanos, muy pocos para ser sinceros, y en gran parte por la arquitectura colonial que viene desde los colonos antioqueños y por ello encontramos tanta similitud constructiva y en diseño de la región centro occidente; el Quindío no sería la excepción y hoy orgullosamente podemos decir que tenemos unas casas hechas en tapia y bahareque que son patrimonio y otras que sin ser declaradas, reconocemos y son íconos importantes de nuestros municipios.
Después de la independencia proclamada en Colombia, a comienzos del siglo XIX con fenómenos tan propios de este tiempo, se determinan corrientes arquitectónicas como la que hoy llamamos en el marco del Paisaje Cultural Cafetera “Arquitectura Colonial” que se da en medio de la colonización de las vertientes cordilleranas, donde se fundaron muchos pueblos (dentro de esos los del departamento del Quindío), así como la explotación de terrenos antes no explorados. En estas nuevas poblaciones, que fueron creciendo las trazas coloniales se divisan en las características de esta arquitectura que hoy desde la estética y rasgos visuales encontramos:
Materiales ecológicos
La tapia y el bahareque. Hechos con palos, madera y cañas, mezclado con barro o tierra seca, como técnica constructiva que viene de los pueblos indígenas y que se replicaron en el tiempo, obteniendo construcciones sismo resistentes. Luego se empezó a usar esterilla, en el Quindío es característico debido a la riqueza de guadua y se hacía la mezcla con boñiga de ganado. También los materiales daban mayor frescura a las viviendas.
Balcones quindianos
Típicos en la arquitectura que se luce en las construcciones tradicionales del Quindío, ubicados en las alcobas principales o salones ubicados en el segundo nivel. Se componen de chambranas y de calados; una estética heredada de la arquitectura andaluza o mezo árabe, pero interpretada por colonizadores antioqueños desde el tallado especial dado a la madera, como arabescos, y decoración con plantas que florecen para hacer juego con el color de las casas y contrastar con las montañas verdes de la cordillera. Sin duda un espacio donde se han disfrutado muchos atardeceres, secretos de parejas entre susurros al oído y complicidades con vecinos, desde donde se han observado las historias que callan hoy los pueblos.
Puertas altas, pasillos y patios centrales
Las personas, en especial los colonizadores, comerciantes y personas influyentes que tenían bestias (caballos), se movilizaban para sus trayectos en estos animales domesticados y para poder entrar a la vivienda en ellos montados, se necesitaban puertas altas; así mismo, pasillos largos para que llegaran derecho con la bestia a la pesebrera sin tener que tener interacción con otros espacios de la vivienda.
Los patios centrales se convirtieron en jardines, decorativos y en muchas ocasiones espacios sociales, alejados del lugar donde se guardaba el caballo. Además, esta característica permitía la entrada de la luz, airear la vivienda y tener un mejor clima interno.
A diferencia de la arquitectura de los primeros territorios habitados del país que si tenían arcos, la arquitectura colonial del eje cafetero no tiene este rasgo.
Además cabe resaltar los colores, las puertas y ventanas de madera, con decoraciones y retablos que dejaban ver la artesanía y dedicación, dejando ver la posición social y económica de sus propietarios.
¿Si tenemos patrimonio?
En el departamento hay casas patrimonio desde su valor arquitectónico y otras sensibles a serlo. Pero hemos venido perdiendo algunas de estas por la construcción y la falta de políticas que protejan estas edificaciones. ¿Cuál es el llamado? Como Quindianos poder decir Esto es Quindío, hacer visible la arquitectura, cuidarla, pregonar y crear colectivos que también defiendan el territorio porque no solo los recursos naturales, sino también los culturales dan razón de lo que somos como departamento.
Escrito por: Leo Hernández