Tradicionalmente a los nacidos en la capital Quindiana los conocemos como Armenios y Armenias, pero en el 2006 se desató una polémica a raíz de la decisión que tomó el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, de declarar “Armenitas” a los nacidos en Armenia para diferenciarlos de los oriundos del país Euroasiático que lleva el mismo nombre.
Más allá de esta disputa, las personas en la calle se siguen llamando como quieren, de las formas más pintorescas, una de estas formas es “Cuyabro”. Seguro alguna vez la hemos escuchado y nos ha llenado de orgullo sin saber su origen, si darnos por enterados de las imprecisiones en las que caemos.
Para entender más este mote, debemos viajar hasta las épocas en las que Calarcá, era la población más influyente de lo que hoy conocemos como el Quindío. En la villa del cacique se empezó a gestar un desarrollo importante con augurios de ciudad, en medio de todo este progreso cabe resaltar la relevancia que tenía la cultura, convirtiéndola en cuna de artistas, emergiendo pintores y poetas en medio del ambiente tan próspero de esa Calarcá de antaño. Pero como sucede en cualquier historia, llega un capítulo donde los rumbos cambian; en la margen izquierda del Rio Quindío surgieron unos colonizadores, inconformes por la reclamaciones que hacía Calarcá sobre el dominio de aquellas tierras que ya eran conocidas como Armenia y huyéndole a la incertidumbre que ensombrecía el futuro de Calarcá por un conflicto de tierras que tenía con una compañía colonizadora conocida como Burilá. Éstos colonos sacando provecho del vínculos que tenían algunos de ellos con autoridades Pereiranas y Manizaleñas, consiguieron dar forma a su sueño de fundar el nuevo territorio que hoy conocemos como Armenia, un espacio soberano a los Calarqueños y salvaguardado de la intenciones de la compañía colonizadora, pues finalmente esta, bajó su línea de influencia lo suficiente como para dejar libre a la población naciente.
Esta combinación, de circunstancias dio inicio a un sinfín de discusiones entre los Calarqueños y los oriundos de Armenia, diferencias que apenas se han calmado en los últimos años. Los Calarqueños en respuesta a lo que para ellos fue una traición descomunal, de forma despectiva empezaron a llamar “cuyabros” a aquellas familias que habitaban la parte izquierda del Rio Quindío, haciendo alusión, a una planta parecida a la ahuyama, que se iba apoderando de cualquier territorio de forma rastrera, como pensaban ellos lo habían hecho los Armenios, o también haciendo referencia a la inutilidad de los frutos que daba aquella “maleza” que abundaba en el lugar. Pero los ahora “cuyabros” no se quedaron atrás y empezaron a llamar “charrasqueños” a los naturales de Calarcá, pues según ellos, solo charrascales (campos cubiertos de maleza) era lo que se encontraba en aquellas tierras, tomándolo también como explicación a su decisión separatista.
Armenia, empezó a germinar como la población más importante de la región, hasta convertirse en la capital del Departamento del Quindío, cuando éste fue creado. A éste punto, debemos tener claro el origen despectivo del mote “Cuyabro”, pero también es necesario admirar la forma en la que los Armenios dieron la vuelta al infortunado significado de su apodo y lo convirtieron en un estandarte de orgullo que ha llevado a que en Colombia y el mundo, sepan del empeño, impulso y determinación de los nacidos en Armenia, lo hicieron tan bien que actualmente es casi invisible la negatividad de su origen.
Hoy sin importar si eres Filandeño, Tebaidense, Montenegrino o Quimbayuño. Armenia ha sido epicentro de la vida económica y administrativa desde nuestros abuelos hasta hoy. Tal vez el ser el departamento más pequeño de Colombia, fomento la unión de todos alrededor de ARMENIA, como matrona inmejorable de estas tierras. Hoy en el marco de sus 131 años, recordamos su historia, porque aunque cuyabros solo son los naturales de Armenia, el orgullo de su legado acoge a todos los Quindianos.