El territorio Quindiano ha sido camino y cruce de campañas de conquistadores y del mismo libertador Simón Bolívar en la cruzada por la independencia; una tierra habitada por indígenas, los dueños del monte quienes han dejado rastros de historia que aún no se conoce lo suficiente. Entre el paso de personas, fueron llegando antioqueños a lo que hoy conocemos como eje cafetero para trabajar la tierra y también llegaron otros en busca de tesoros, escarbando la tierra para encontrar el oro y los tesoros enterrados por los indígenas. A estos exploradores, cazadores de la fortuna ancestral, se les han llamado guaqueros, y algunos de estos encontraron un par de tumbas en el sector de La Soledad, hoy una zona de Filandia, con asombrosas piezas de barro y orfebrería.
Las piezas encontradas significaron un objeto de estudio y admiración, pues representaban el pasado de una de las civilizaciones indígenas más importantes de Colombia. Por lo que su adquisición y protección por parte del Gobierno Nacional era casi una obligación cultural y patrimonial con todos los habitantes del territorio nacional, razón por la cual fue adquirido por valor de $10.000 evitando su pérdida irremediable en manos de algún coleccionista privado o fundido en algún lugar del mundo.
En un inicio, al material descubierto se le llamó “Tesoro del cacique Calarcá” en honor al valeroso cacique Quimbaya que ganó fama al enfrentar con una dignidad única al ejército español. Pero luego para efectos de ser expuesto en una exhibición que se hizo por motivo del IV centenario del descubrimiento de América, se expuso como “Tesoro de los Quimbayas” lo que finalmente le dio un protagonismo especial en el evento y lo catapultó a la fama internacional por toda la riqueza que ostentaba.
En este punto de la historia nace la pregunta ¿Cómo fue a parar a un anaquel del museo de América de Madrid, el recuerdo más valioso que tenemos de nuestro pasado indígena?, la pregunta inquieta pero la explicación hiere el orgullo. Fue en 1892 cuando el presidente de la época, Carlos Holguín dijo: «Es la más completa y rica de objetos de oro que habrá en América, muestra del grado de adelanto que alcanzaron los primitivos moradores de nuestra patria. La hice comprar con ánimo de exhibirla en las Exposiciones de Madrid y Chicago y obsequiarle al Gobierno español para un museo de su capital, como testimonio de nuestro agradecimiento por el gran trabajo que se tomó en el estudio de nuestra cuestión de límites con Venezuela y la liberalidad con que hizo todos los gastos que tal estudio requería. Como obra de arte y reliquia de una civilización muerta, esta colección es de un valor inapreciable”. Inmediatamente el tesoro fue enviado a España, lugar del que nunca regresó a su tierra de origen.
En 1986 se construyó en la ciudad de Armenia, la morada del tesoro; Construido para exhibir y contar la cultura Quimbaya, donde se espera algún día no muy lejano, tener piezas del tesoro que hoy reposa en suelos españoles. El museo Quimbaya, obra Arquitectónica de gran valor, diseñada por el Arquitecto Rogelio Salmona, que, junto a 390 objetos de oro, 104 de cerámica, 22 esculturas esperan el regreso de las más insignes piezas de historia indígena cautivas en España. El anhelo de dicho regreso fue apoyado por una sentencia de la corte constitucional que exigió al gobierno colombiano adelantar todos los procesos diplomáticos que conduzcan al regreso de las piezas indígenas, para reposar finalmente en el lugar donde nunca debieron salir: la tierra que habitaron aquellos que forjaron con prodigiosas manos tan cautivadoras piezas, la tierra de los Quimbayas.
Desde Esto es Quindío, teniendo un proceso que se compone de la recuperación cultural e histórica del departamento, nos unimos a las voces que piden que vuelva el tesoro, siendo esta una parte invaluable de nuestro territorio, representativa de la lucha e historia que nos han dejado nuestros ancestros